Olas Divinas y Melancolía

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Que deprimente el nombre de mi primer blog. Como decía uno de mis héroes, la creatividad viene en olas; no tiene día ni hora pero siendo las 23:45 hs siento que es uno de esos momentos en q viene una.
Cuando más sueño tenía, la rockola automática q cargo en el cerebro puso play aquel temazo de Cranberries – Ode to my Family, y me recordó a personas especiales de mi familia que no llegaron a cerrar el círculo de aprecio emocional que supuse debían cerrar.
Después, se cambió el disco en mi cerebro y empezó a sonar Champagne Supernova. Me levanté bien nomás ya y me fui a buscar mi polvoriento CD de oasis, que está sonando en este momento.
Siempre fui un tipo que buscó estar bien parado en su realidad. Siempre busqué absorber los cambios de los tiempos y desprenderme de etapas con alegría, pero hoy estas músicas en mi cabeza que no escuchaba hace años me hicieron recordar los tiempos de remeras de Pearl Jam, billeteras con cadenas, tatuajes y adidas superstar, cuando salía en el frío con un cigarrillo a caminar por el microcentro para tranquilizar mi espíritu lleno de angustia, tristeza y rabia contra alguna u otra cosa que a los pendejos q venimos de hogares destruidos nos calienta la cabeza.
Tenía un par gigante de auriculares que hacían vibrar mis tímpanos y levantar mis pies del suelo mientras me dejaba llevar por esa sensación stone – cold de sentirme invisible entre la gente mientras paso entre el ruido analizando cada mirada y gesto sin q ellos me puedan ver; con toda el psicodélico sabor de la libertad total de que a alguien le importe donde estas ni a q hora vas a volver.
Hoy ya tengo mi propia familia y el trabajo, las responsabilidades contrarreloj es el barco q hay q timonear. La nueva libertad psicodélica es aquella de ser tu propio jefe, dueño y señor de decisiones y programas q de por sí lo hacen sentir realizado y orgulloso a uno. Hoy de repente y sin querer miré atrás y me vi con aquella facha, me vi muy lejos, me di cuenta q quedó atrás pero los elementos que me movían siguen allí, solo cambiaron de color: el corazón, el alma, la vida, el romanticismo, la pasión, el idealismo. Me di cuenta q una forma de mantener viva aquella flama es documentar todo.
Siendo profesor, tengo mucho contacto con las nuevas generaciones pero no veo aquel combustible q quema al rojo vivo que antes nos rodeaba, de ponernos eufóricos cuando escuchábamos Smells Like Teen Spirit o nos ponernos en modo “hermandad” escuchando Don’t Look Back in Anger. Siempre había algo que nos motivaba lo suficiente para hacer cualquier cosa, positiva o negativa.
Clint Eastwood dijo que hoy los héroes son de plástico; las celebridades se hacen gratis, sin más mérito q mediante un apellido, los conciertos de bandas nuevas no llevan 100000 personas… y me siento terriblemente pesimista. No estoy seguro si es un fenómeno local (Ciudad del Este) pero extraño los debates ruidosos, intelectualmente excitantes y con abundante cerveza. Conozco mucha gente por acá y de lo único q se habla es de boludeces intrascendentes como el costo de unas ruedas de auto, rodeados de cerveza cara. La gente hoy día no tienen aquel gatillo q nosotros teníamos. Pero aún así no puedo evitar sentirme en el viejazo, en una isla en medio del océano con mis CDs de oasis, pues siento que no encajo en este nuevo mundo desapasionado. Sé que es el mundo el que está apático y no yo. La pasión no tiene edad.

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